Mascarillas

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    ¿Qué es una mascarilla?

    Las mascarillas son equipos de protección individual (EPI) y tienen la función de proteger a las personas de contaminantes que puedan llegar o penetrar en nuestro organismo a través de las vías respiratorias. Se colocan en la zona de la cara cubriendo la boca y la nariz en su totalidad.

    Las mascarillas pueden cumplir una doble función, la primera de ellas es la de proteger a la persona que la porta de no contraer virus o bacterias que puedan llegarle a través de la zona buconasal, y la segunda la de proteger a otro individuo de los patógenos que pueda contagiarle la persona que en sí lleva puesta la mascarilla.

    Las mascarillas sanitarias, por norma general, están fabricadas íntegramente con un material filtrante y se ayudan de unas gomas o cintas para su sujección. En algunos modelos podemos encontrar que tienen un clip o adaptador nasal y que también disponen de válvulas de exhalación.

    Tipos de mascarillas

    Dentro de lo que son las mascarillas sanitarias vamos a  diferenciar dos grandes grupos de estos dispositivos, los que pueden ser considerados como EPI y los que no.

    Las mascarillas quirúrgicas

    Las mascarillas quirúrgicas, como su propio nombre indica, son aquellas que se utilizan en cirugías o intervenciones sanitarias. Se utilizan principalmente con el fin de evitar que el facultativo entre en contacto con fluidos, sangre o patógenos que le puedan alcanzar con las salpicaduras de las intervenciones. Sin embargo, este tipo de mascarillas protegen más al resto de personas que a quien la lleva puesta, ya que su principal función es la de  la de filtrar el aire que exhalamos, para contener los agentes, partículas, bacterias o virus que podamos transmitir en nuestra respiración hacia un paciente u otras personas de nuestro alrededor. En el caso del coronavirus este tipo de mascarilla actúa como una barrera cuando quien la porta estornuda o tose, evitando así la emisión de gotículas cargadas con posibles microorganismos. 

    Este tipo de mascarillas pueden ser planas o plisadas, y para sujetarlas se atan a la cabeza con cintas. 

    Como conclusión podemos decir que las mascarillas quirúrgicas evitan que la persona que la lleva transmita agentes infecciosos pero carecen de efectividad para que esa misma persona pueda prevenir el contagio de otras infecciones. Cabe destacar que las mascarillas quirúrgicas no son consideradas EPI porque no protegen, pero limitan en alto grado la propagación del contagio.

    Las mascarillas filtrantes

    Las mascarillas filtrantes o autofiltrantes de protección respiratoria son aquellas que contienen un filtro de micropartículas que protege “de fuera hacia dentro”. Es decir, estas mascarillas están diseñadas para filtrar el aire que inhalamos del exterior, de forma que retengamos los agentes, partículas, bacterias o virus de los que nos queramos proteger. Las mascarillas autofiltrantes están sujetas a la normativa europea UNE-EN 149 y presentan diferentes grados de protección que a continuación vamos a detallar. 

    Mascarillas FFP1

    Reciben su nombre por estar provistas de un filtro de partículas tipo P1. Las siglas FFP provienen de ‘Filtering FacePiece’, máscara facial filtrante en español. La mascarilla FFP1 es un equipo de protección, pero su eficacia de filtración es de un 78%, lo que no garantiza protección suficiente frente a microorganismos infecciosos. Sin embargo, las mascarillas FFP1 sí que limita la propagación el contagio. 

    Mascarillas FFP2

    Su filtro de partículas es de tipo P2 y presentan una eficacia de filtración mínima del 92%. Las mascarillas FFP2 están consideradas de Alta protección, y han sido homologadas para retener partículas de hasta 0,6 micras con una eficacia de filtración mínima del 92%. Este tipo de mascarillas protege a la persona que la llevan de infecciones y a su vez limita la propagación del contagio. hay que destacar que las mascarillas FFP2 dotadas de válvula protegen a las personas que la lleva de infecciones pero no limitan la propagación del contagio.

    Las mascarillas FFP2 con filtro, por su capacidad de filtrado, están están especialmente indicadas para la protección respiratoria de profesionales sanitarios o personas expuestas a un riesgo entre bajo y moderado a contagios, como puede ser entrar en habitaciones de aislamiento respiratorio; asistir a pacientes de alto riesgo de padecer enfermedades de transmisión respiratoria; y proteger frente a aerosoles de baja o moderada toxicidad. 

    Mascarillas FFP3 

    Gracias al filtro de partículas tipo P3 alcanzan una eficacia de filtración mínima del 98%. Las mascarillas FFP3 están consideradas de máxima protección, y han sido homologadas para retener partículas de hasta 0,6 micras. Gracias a su gran capacidad de filtrado ofrecen una protección respiratoria máxima. Las mascarillas FFP3 están indicadas para profesionales sanitarios o personal de investigación con una exposición a riesgo alta, como pueden ser las maniobras de intubación traqueal, inducción de esputos y aspiración de secreciones,manipulación de muestras infecciosas, traslado en ambulancia de pacientes infectados, y autopsias. Este tipo de mascarillas también se utilizan para proteger al individuo que la porta frente a aerosoles de alta toxicidad. 

    Todas las mascarillas autofiltrantes FPP3 disponen de una válvula de exhalación, lo que indica que protegen a las personas que las llevan puestas, pero no limitan la propagación del contagio.

     

    Cualquiera de las mascarillas autofiltrantes pueden estar provistas de una válvula de exhalación que ayuda a reducir la humedad que se produce dentro de la mascarilla por la respiración, lo que reduce la sensación de resistencia respiratoria y proporciona una mayor comodidad al individuo. Es importante saber que las mascarillas con válvula pueden cambiar, como hemos visto anteriormente, la función de la mascarilla, con lo cual debemos elegir bien si es necesaria la válvula o no según cada situación. En el caso del Covid-19, sino sabes si estás infectado o no, mejor elige una mascarilla sin válvula.

    Las mascarillas con válvula no deben utilizarse en ambientes estériles, es decir, en aquellos espacios con un bajo nivel de contaminantes como puedan ser el polvo, los microbios en el aire, partículas de aerosol y vapores químicos. Cabe destacar que este tipo de mascarillas no protegen frente a gases o vapores, para este fin hay máscaras con una estructura, material y filtros específicos. 

    Por norma general todas las mascarillas autofiltrantes son de un solo uso y hay que desecharlas tras su utilización. Solo hay algunas mascarillas tipo FFP3 autofiltrantes reutilizable, que viene marcada con una “R”. En el caso de poder mantenerla en unas condiciones higiénicas óptimas podríamos alargar su uso y reutilizarlas. Si en tu mascarilla pone “NR” será no reutilizable. 

    Cuándo hay que usar una mascarilla

    Como norma general, el Ministerio de Sanidad recomienda que cualquier persona que presente una sintomatología  de infección respiratoria debería hacer uso de una mascarilla quirúrgica.

    La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso de mascarillas filtrantes con una eficiencia de filtración del 95% en procedimientos de aislamiento o en situaciones de transmitir gotículas infecciosas, es decir, mascarillas como la FFP2 y FFP3. 

    En el caso del coronavirus Covid-19, el uso de mascarillas quirúrgicas es recomendable en el caso de pacientes diagnosticados o en aquellos que están en investigación. Las autoridades sanitarias recomiendan que todo el personal sanitario encargado de atender casos confirmados o sospechosos de infección por Covid-19 hagan uso de mascarillas FFP2. En el caso de que el facultativo tenga que realizar intervenciones como la intubación traqueal, el lavado bronco-alveolar, o la ventilación manual del paciente infectado, debería hacer uso de la mascarilla FFP3 de alta eficacia. 

    Cómo usar adecuadamente una mascarilla

    Cuando hay que hacer uso de una mascarilla es fundamental saber colocarla y retirarla correctamente para disminuir el riesgo de transmisión que puede estar asociado con su uso. Atendiendo a las recomendaciones de la OMS estos son algunos consejos generales para hacer una colocación y retirada correcta de las mascarillas: 

    • Antes de ponerse una mascarilla, lávese las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
    • Coloca la mascarilla de forma que cubra toda la boca y la nariz. Anúdala firmemente evitando que queden huecos o separación con la cara. 
    • No hay que tocarse la mascarilla mientras se lleve puesta. 
    • Para quitar la mascarilla de forma correcta hay que desanudarla en la nuca y no tocar nunca su parte frontal. 
    • Seguidamente debemos lavarnos las manos con agua y jabón o con un gel hidroalcohólico. 
    • En cuanto notemos que la mascarilla está húmeda, debemos sustituirla por otra limpia y seca. 
    • Las mascarillas de un solo uso no se pueden reutilizar, por ello hay que desecharlas de inmediato una vez se hayan utilizado.

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